Iñaki Juárez: «Inelsa tiene una merecida reputación en el diseño e instalación de CPDs»
En la oficina técnica de Inelsa estamos ingenieros, programadores y delineantes. Nos gustan los proyectos que suponen un reto.
Iñaki Juárez lleva casi media vida trabajando en la compañía. Prácticamente desde que terminara sus estudios. Son ya dos décadas que le han llevado a convertirse en el responsable de la oficina técnica, que desarrolla todas las tareas de ingeniería eléctrica. Con él charlamos de sus funciones y de su experiencia en Inelsa.
¿Cuánta gente forma parte de la oficina técnica?
Somos media docena de trabajadores en este área: ingenieros, programadores y delineantes. Llevamos mucho tiempo juntos. Yo, por ejemplo, trabajo en Inelsa desde hace 20 años. Empecé aquí y aquí sigo.
Cuéntanos cuáles son las funciones de una oficina técnica.
Inelsa desarrolla soluciones totalmente adaptadas a cada cliente. Integramos métodos tradicionales con nuevas tecnologías que facilitan la explotación de las instalaciones.
La oficina técnica entra en la fase de anteproyecto, en la definición. Presentamos las soluciones óptimas para las necesidades que se nos solicitan. Y después, tras las adjudicación de un proyecto, tenemos una reunión de lanzamiento con el equipo comercial, entendemos los detalles de la obra y desarrollamos la parte que nos toca.
Es bastante habitual que nos toque analizar cada proyecto para encontrar alternativas que provoquen retorno económico. Optimización de recursos. Beneficio para Inelsa, pero sobre todo para el cliente final.
Trabajos de todo tipo.
Hombre, residencial mucho. CPDs, cuadros eléctricos.. Sí, dentro de lo nuestro, un poco de todo. Nos gustan los proyectos que se salen de la norma. Aquellos que suponen un reto.
Centros de procesamiento de datos habéis hecho unos cuantos….
Inelsa tiene una merecida reputación en el diseño e instalación de Centros de Procesamiento de Datos. Hacemos muchos, pero eso es porque tenemos un histórico con clientes muy importantes como Iberdrola, Metro Bilbao, Kutxabank, Eroski., etc. Normalmente, el equipo de ingenieros del cliente se fía de nosotros, porque sabe que vamos a encontrar soluciones para que el trabajo se resienta lo menos posible.
Lo normal es que estas acciones se ejecuten mientras las instalaciones están funcionando, y nuestro objetivo es causar el menor trastorno. Si el cliente no se entera de que estamos trabajando es que estamos haciendo bien nuestro cometido.
No parece fácil.
Para lograrlo previamente hacemos una importante planificación detallada para acometer la obra, que puede llegar a ser por horas, días y semanas, y de análisis de los problemas que puede acarrear cada actuación.
No obstante, hay trabajos que no queda otra que ejecutarlos fuera de horarios de trabajo o de momentos críticos. Por ejemplo, en un banco tenemos que tener en cuenta el calendario de ‘días negros’. Son esos días de mucha actividad (porque se pagan nóminas, tributos, etc.). Nos organizamos para no irrumpir en la dinámica del cliente.
Cuando después de obras tan largas, que pueden durar por ejemplo nueve meses, el cliente no se ha visto afectado es algo que da tranquilidad tanto a la empresa en sí como a la ingeniería que normalmente está detrás, que suele ser la asistencia técnica.
Claro, porque hay muchos actores involucrados.
De hecho, si somos el contratista principal nos tenemos que encargar de contratar al de la obra civil, al mezclador, al de inspección, al de contraincendios… y de coordinar a todos esos gremios y planificar sus acciones para evitar incidentes.
También destaca vuestro trabajo en cuadros eléctricos para atuneros.
Inelsa es una empresa hiper relevante en la fabricación de cuadros eléctricos. Referencia en Vizcaya en la fabricación de cuadros. Y en todo nuestro entorno. En principio se hacen muchas reuniones con el cliente y se va cogiendo información para ir desarrollando la ingeniería con los datos que éste te va facilitando y los equipos que compra.
Nuestro trabajo es que todo lo que ha adquirido el cliente en lugares varios y a proveedores diferentes se coordine y funcione.
Trabajo concienzudo, vamos.
Además de lo técnico también hay una parte de programación, con autómatas y paneles táctiles para gestionar el control de un barco como si fuera la pantalla de un juego de ordenador. Te permite ver cómo están todos los motores, los niveles, los equipos de radio… al final aúnas todo en un sitio, o en varios.
Se trata, en resumen, de ingeniería a demanda. Estamos día a día, mano a mano, con el cliente, recibiendo la información de qué es lo que ha comprado, y a quién, analizando sus características técnicas… con la finalidad de integrar las cosas y hacer los cuadros eléctricos de fuerza o potencia para que funcione todo, al igual que el control para visualizar y gobernar en remoto o en local.
Un trabajo similar al que realizáis, por ejemplo, en plantas de agua.
Así es, bastante similar. En estos casos te dan un listado de equipos de la planta depuradora, desaladora, o lo que sea, y en función de los mismos haces el diseño de un cuadro eléctrico que va a alimentar a los equipos y a gestionar además su control, su gobierno y funcionamiento, porque estas plantas tienen sus procesos, al igual que un barco.
Gracias a la pantalla de ordenador, que aparte del apartado eléctrico tiene también uno de control, puedes ver y seguir todos los procesos, e incluso gestionarlos.
Aparte, hacemos la implantación en campo de todo eso y parte de la ingeniería es plasmar cómo va a quedar en campo. Por ejemplo, los cuadros los vamos a ubicar en esta sala, en esta zona, y para enlazarlos con los elementos que hay que alimentar vamos a echar unas bandejas eléctricas y unas canalizaciones que van por aquí, y por allí… todo eso se hace en un anteproyecto que se deriva al cliente para que lo valide y se pueda ejecutar.
Llevas veinte años en Inelsa. ¿Han cambiado mucho las cosas en estas dos décadas?
Hay cosas que no han cambiado tanto. Ahora ves los procesos en una pantalla, antes se veían con un dibujo, un sinóptico, que te enseñaba el mismo proceso pero con unas lucecitas. Era algo similar, con medios más arcaicos.
Sin embargo, sí vemos un avance en todo lo que supone la industria 4.0. Ahí nos ayuda todo el trabajo que hacemos para Schneider, entre otras cosas. Por ejemplo, implementamos un sistema de código QR donde al cliente, únicamente escaneando esa pegatina, le aparecen los datos de fabricación, el esquema, la garantía, listado de materiales, fechas de mantenimiento básico y específico…
Y donde antes había un detector que te hacía dos funciones, ahora te hace veinticinco.
¿Qué ha sido lo más duro a lo que te has enfrentado en estas dos décadas de trayectoria profesional?
Antes salías muchas veces de casa con una maleta. Sabías dónde ibas y qué tenías que hacer. No sabías cuánto te iba a costar, ni cuándo ibas a regresar. Esos momentos en los que has tenido que hacer tú solo de instalador, programador, técnico de puesta en marcha y de psicólogo con el cliente. Fueron super duros. Ahora todo lo tenemos muy controlado.
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