Juan Flores repasa los últimos 35 años de Inelsa
Parece que fue ayer cuando Juan Flores fundó Electricidad Erandio con sus tres socios. Pero han pasado ya 35 años de aquello. Juan, a sus 82 años, sigue activo. Siempre lo ha estado. Pero ha dejado la dirección a quien corresponde.
Desde esa ligera distancia, con la perspectiva y sabiduría que dan los años, augura un gran futuro a la compañía.
¿Por qué creaste Inelsa?
Trabajábamos en el astillero Tomás Ruiz de Velasco. Yo de maestro electricista, mis otros dos compañeros socios de oficiales. Cuando el astillero cerró, nos quedamos en el paro, y nos pusimos de acuerdo para constituirnos como sociedad anónima en una pequeña lonja que había en la calle Ibarra. Queríamos hacer cualquier clase de trabajos. Arrancamos fuerte cuando Astilleros Ezenaia nos encargó la reparación de toda su maquinaria, incluidas las grúas. Ya era un gran volumen e incorporamos a los primeros dos oficiales.
Y de ahí para arriba.
Sí, luego comenzamos a trabajar en la Vicrila, un reto muy fuerte para el que tuvimos que incorporar hasta a veinte personas, ya que nos encargábamos de la ampliación de pabellones. Todo ello en el plazo de un año. Y al año y medio, empezamos a realizar trabajos para Iberdrola, que entonces era Iberduero. Ahí fuimos pioneros y para lo que metimos a más gente y llegamos a tener hasta cuarenta empleados.
Y llega el metro…
Así es, continuamos creciendo y estuvimos trabajando para Metro Bilbao. La primera estación que se hizo fue la de Erandio, donde ya participamos nosotros, y posteriormente nos fuimos encargando del mantenimiento de los diferentes túneles que se iban haciendo. Más tarde realizamos la señalética junto a una empresa de Madrid.
Es que ahora que hablamos me doy cuenta de una cosa. Si echas la vista atrás y ves las obras en las que Inelsa ha participado, es para estar muy satisfecho: Iberdrola, Vidrala, Vicrila, Faes Farma, Metro de Bilbao, San Mamés, el aeropuerto… Pero también te digo que para atrás, mirar poco. Siempre al frente.
Y en 1994 apostáis por cambiar de nombre… y ubicación.
Decidimos cambiar el nombre de la empresa, Instalaciones Eléctricas Erandio, para darla un aire nuevo, y nos trasladamos de pabellón, de la calle Antonio Trueba, donde estuvimos hasta 2019. Actualmente nos encontramos en la calle José Luis Goyoaga, 36.
Ha sido toda una evolución. Cuando comenzamos todo, en Ibarra, 6, nuestras instalaciones eran en realidad una tienda, que tenía una trastienda, todo en una superficie de unos 70 metros cuadrados. Ahí teníamos la oficina, y allí comenzó a trabajar con nosotros Nieves, que sigue actualmente en Inelsa en el área de contabilidad.
En 1986, un maestro eléctrico, junto a otros socios, se hace emprendedor y conforma una empresa que, en poco tiempo, se dispara…
Bueno, yo estando en el astillero ya hacía trabajos de dirección eléctrica en barcos. También realizaba boletines y estaba dado de alta como autónomo, al igual que mis dos socios en Inelsa, los cuales se conocían muy bien porque hacían varios trabajos fuera del astillero. Y cuando demandaban boletines para esas acciones que ellos desempeñaban, yo me encargaba de ellos. Así que imagínate, he cotizado en la seguridad social más de 53 años.
De todas las cosas en las que Inelsa ha dejado su impronta, ¿Cuáles le han proporcionado más orgullo?
Pues me siento muy orgulloso de cuando nos cambiamos de pabellón. En Antonio Trueba estábamos de alquiler, y yo hice los trámites para comprar ya a nuestro nombre el pabellón en San Antonio. Y la segunda alegría más grande ha sido la del reciente traslado a las nuevas instalaciones.
Y en cuanto a proyectos, mi primera ilusión fue cuando comenzamos a trabajar con Iberdrola, ya que nos hicimos la empresa más importante en cambiar de tensión, de 127V a 220V en aquellas casa o talleres que lo tenían en Bizkaia. De este modo, Iberdrola lograba que sus líneas alcanzaran prácticamente el doble de capacidad sin necesidad de cambiar la sección de los cables. Tuvimos trabajo por prácticamente toda la provincia.
¿Y de qué personas te acuerdas más cuando echas la vista atrás en estas más de tres décadas de historia de Inelsa?
Pues además de mis primeros socios, con los que trabajé muy a gusto, de Nieves, la empleada más antigua que tenemos actualmente en la empresa. Y de Juanjo, un chico que incorporamos a Inelsa nada más salir de la escuela de Maestría y que lleva con nosotros desde entonces.
¿Las cosas han cambiado mucho en estos 40 años?
Sí. Cuando nosotros empezamos el margen de los trabajos era muy superior al de ahora, eran más rentables. Eran tiempos en los que lo más importante es trabajar bien, hacerte responsable de tu trabajo, y garantizarte que el cliente veía satisfechas todas sus expectativas. Ahora Inelsa también lo hace, pero los márgenes se han apretado muchísimo. Demasiado.
¿Cómo te gustaría que fuera el futuro más inmediato de Inelsa?
Me haría mucha ilusión que continúe con su progresión. Inelsa es hoy una empresa bien dirigida, que cuenta con un grupo de profesionales muy capaces, y que llevan aquí muchos años. Los proyectos entran y se ejecutan con altos niveles de calidad. Y ver las cosas que vamos haciendo resulta muy satisfactorio. Que siga así.
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